miércoles, 1 de abril de 2015
Desayuna como rey, almuerza como príncipe cena como mendigo.
Perder peso no solo se trata de qué comes sino de cuándo lo comes, según un nuevo estudio. Los participantes que consumieron una comida más grande más tarde en el día perdieron menos peso que quienes comieron más temprano.
Los autores del estudio, Martha Garaulet y el médico Frank Scheer, director del programa de cronobiología médica en el Hospital Brigham and Women’s en Boston, Estados Unidos, estudiaron a 420 personas en España durante un programa de tratamiento de pérdida de peso con duración de 20 semanas.
Los participantes fueron divididos en dos grupos; los que comían más temprano y almorzaban antes de las 15:00 horas, y los que comían más tarde y almorzaban después de ese horario. En España, el almuerzo es la comida más grande del día, y comprende aproximadamente el 40% de las calorías diarias de una persona.
En promedio, las personas que comían más temprano perdieron 25% más peso que quienes comían más tarde en el transcurso del estudio, de acuerdo con Scheer.
Los autores del estudio no encontraron diferencias en la pérdida de peso de los grupos basándose en la hora del desayuno y la cena. También observaron el gasto energético, composición de la dieta, hormonas del apetito y duración del sueño. Esos factores fueron similares en ambos grupos, lo que llevó a los autores a concluir que el momento de la comida más grande es el origen de la lenta pérdida de peso.
La obesidad y el metabolismo
Al organismo hay que suministrarle constantemente energía en forma de alimento si queremos que funcione debidamente. El metabolismo es un conjunto de reacciones químicas que tienen lugar en las células del cuerpo.
El metabolismo transforma la energía que contienen los alimentos que ingerimos en el combustible que necesitamos para todo lo que hacemos, desde movernos hasta pensar o crecer. Proteínas específicas del cuerpo controlan las reacciones químicas del metabolismo, y todas esas reacciones químicas están coordinadas con otras funciones corporales. De hecho, en nuestros cuerpos tienen lugar miles de reacciones metabólicas simultáneamente, todas ellas reguladas por el organismo, que hacen posible que nuestras células estén sanas y funcionen correctamente.
OBESIDAD Y DELGADEZ
En el caso de que las ganancias ponderales de un determinado organismo rebasen en un 15 % su término medio normal, hablamos de obesidad, mientras que si una persona pesa un 10 % menos de lo que le corresponde, estamos en presencia de delgadez. La obesidad representa siempre un depósito excesivo de grasas, distribuido por todo el cuerpo.
Si bien sus causas pueden ser muy diversas, tales como trastornos de las glándulas endocrinas y otros, en gran numero de casos la obesidad se produce por una sobrealimentación exagerada. Cualquier exceso de peso predispone a diversas dolencias.
Así, por ejemplo, es fácil que en la obesidad aparezca diabetes, aumento de la presión arterial, insuficiencia cardíaca, bronquitis crónica, etc. Es importante, pues, evitar su aparición y, si se instaura, combatirla. La prevención consiste, sobre todo, en una alimentación no excesiva, el ejercicio constante acompañado de suplementos naturales.
El metabolismo transforma la energía que contienen los alimentos que ingerimos en el combustible que necesitamos para todo lo que hacemos, desde movernos hasta pensar o crecer. Proteínas específicas del cuerpo controlan las reacciones químicas del metabolismo, y todas esas reacciones químicas están coordinadas con otras funciones corporales. De hecho, en nuestros cuerpos tienen lugar miles de reacciones metabólicas simultáneamente, todas ellas reguladas por el organismo, que hacen posible que nuestras células estén sanas y funcionen correctamente.
OBESIDAD Y DELGADEZ
En el caso de que las ganancias ponderales de un determinado organismo rebasen en un 15 % su término medio normal, hablamos de obesidad, mientras que si una persona pesa un 10 % menos de lo que le corresponde, estamos en presencia de delgadez. La obesidad representa siempre un depósito excesivo de grasas, distribuido por todo el cuerpo.
Porcentaje de población obesa en diferentes países |
Si bien sus causas pueden ser muy diversas, tales como trastornos de las glándulas endocrinas y otros, en gran numero de casos la obesidad se produce por una sobrealimentación exagerada. Cualquier exceso de peso predispone a diversas dolencias.
Así, por ejemplo, es fácil que en la obesidad aparezca diabetes, aumento de la presión arterial, insuficiencia cardíaca, bronquitis crónica, etc. Es importante, pues, evitar su aparición y, si se instaura, combatirla. La prevención consiste, sobre todo, en una alimentación no excesiva, el ejercicio constante acompañado de suplementos naturales.